La escoliosis no siempre se ve. No siempre se nota. Pero se siente, y a veces, cada segundo del día.
Ese dolor va más allá, es fatiga constante, dolores musculares, incomodidad al estar de pie o sentarse demasiado tiempo, y noches sin sueño buscando una posición que no duela.
Lo más difícil no es solo el dolor físico. Es lo invisible.
Es escuchar “pero no se te nota nada” cuando tu espalda arde.
Es tener que explicar una y otra vez por qué estás cansado/a sin haber hecho “nada”, sobretodo cuando todo se soluciona con antiinflamatorios.
Es cargar con una mochila de incomprensión y tener que seguir funcionando igual que todos los demás.
La escoliosis no siempre necesita cirugía. No siempre es extrema. Pero eso no la hace menos real.
Cada curva tiene su historia. Cada cuerpo, su batalla.
Y aunque no siempre se vea, merece ser comprendido.
Si tú también vives con escoliosis, no estás solo/a.
Y si conoces a alguien que la tenga, sé amable. Escucha. Cree.
Esta es mi columna vertebral vista desde diferentes perspectivas, la tercera, la realidad.
Practicar yoga ha sido como abrir una ventana de aire fresco, una bendición. Cuando el dolor aparece hacer yoga terapéutico es lo único que mi cuerpo me permite.
Aquí, mi columna vertebral vista desde el interior ❤️🩹